El espacio debe aprovecharse al máximo en el sector minorista. La subida de los alquileres, junto con la repercusión negativa que ha provocado la pandemia, podría desembocar en la necesidad de reducir el espacio para algunos minoristas. Aquellos que habían planeado cambiar de ubicación o ampliar el espacio de su tienda puede que tengan que quedarse e ingeniárselas con el espacio que tienen.
Los minoristas deben tener en cuenta varios factores a la hora de aprovechar el espacio disponible, por ejemplo, el tránsito de personas, los planos de planta y la colocación de los productos. También tienen que planificar el espacio para las áreas de pago, los mostradores de recogida, el almacén y, según el tamaño y la naturaleza de la tienda, los mostradores de atención al cliente, la trastienda y los probadores.
Además, el aumento de tecnologías de venta directa que mejoran la experiencia del cliente exige más espacio en la tienda. Entre estas tecnologías podemos incluir mostradores inteligentes y cajas de autopago, pero algunos minoristas también están experimentando con tecnologías más inmersivas.
En 2020 la marca de moda & Other Stories probó una máquina expendedora en su tienda de París que permitía a los clientes probar productos específicos1. De manera similar, Zara implementó una experiencia de realidad virtual que permitía a los clientes ver a modelos mostrando los artículos disponibles en la tienda en una pasarela virtual2. Cada una de estas aplicaciones requiere una parte concreta del espacio de la tienda para que los clientes puedan experimentar la tecnología libremente.
Por supuesto, conseguir la mejor experiencia del cliente es un objetivo de máxima prioridad. Según informa la Comisión Europea, las compras online son más populares que nunca debido a la pandemia, por lo que hacer que los clientes vuelvan a las tiendas y recuperar su lealtad será clave para la supervivencia del comercio minorista en tiendas físicas3. No obstante, las tiendas pueden adaptarse a este y a otros desafíos inesperados sin tener que realizar grandes inversiones en tecnologías caras que ocupan un valioso espacio.